Un regalo que me dio el seguir mi camino de auto conocimiento fue el de conectar.

Sentir el sentido de “comunidad” es algo que no muchas veces pasa, por lo menos a mí recién me pasó el año pasado.

Fue en un training de yoga que hice en Portugal donde descubrí por primera vez lo que muchos llamaban “comunidad”. Cuando estás en el camino de auto descubrimiento te alejas de muchas personas con las que antes conectabas muy bien. Pierdes mucha gente en el camino y eso duele, pero lo ves como parte de tu crecimiento.

Sin embargo, anhelas el poder sostener una conversación con alguien que hablé tú mismo idioma, y no me refiero al lenguaje. Sino alguien con la que puedas compartir lo que te esté pasando, lo que estas sintiendo y no te mire con cara de bicho raro, sino con esa expresión de: me pasa exactamente lo mismo.

La conexión que sentí en ese training fue instantánea, desde el primer momento que abrí la boca sentí que podía ser yo misma, las lágrimas fluyeron sin ningún tipo de vergüenza. Cuanta represión hemos vivido que pensamos que llorar está mal, nos da vergüenza hacerlo frente a otros, y aunque yo ya lo había hecho frente a varias personas antes, no podía dejar de pensar que me habían visto como una “loca sensible” y cuando llegas a un lugar donde las lágrimas son vistas como fuerza y valentía, sabes que estás en el lugar correcto.

Dejar que el sistema nervioso descargue y dejarte sostener por otros es increíble. De ahí que comprendí cuál quería que sea mi propósito, poder sostener a otros en su camino de auto conocimiento como me habían sostenido a mí en mi propio camino.

Porque estamos juntos en esto, aprendiendo a sanar y sé que no es fácil, y que por momentos pensarás que ya no puedes, que estás solo/a, que estás loco/a, preferirás callar, preferirás no sentir. Pero este camino, es de valientes. Apretar la herida y sentir el dolor es de valientes. Porque el dolor solo se irá cuando dejes ir esos pensamientos negativos que tienes dentro. Solo así podrás empezar a sanar.

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